Paper from the happy tropics

Un paseo por Monteverde

La primera vez que visité Monteverde fue en el colegio. Recuerdo llegar a un lugar en dónde podíamos ver al mismo tiempo el Océano Pacífico y el Atlántico, ahí me di cuenta que vivimos en un país con una cinturita angosta.

Este año volví por allá, muchos años después, a ese lugar para ver los dos océanos, estaba nublado, pero igual, Monteverde estaba hermoso en su esplendor. 

Aunque no somos de lo que se llama birdwatchers profesionales, nosotros nos aventuramos a buscar pájaros con la misma emoción que los turistas con sus cámaras de lentes telescópicos. Recorrimos tres parques en dos días: primero, el Refugio Santa Elena, luego la Reserve Curi Cancha y por último, el Eterno Bosque de los Niños.  Bosques visiblemente diferentes, aún estando en el mismo lugar. En Santa Elena estás en el Caribe, con su humedad y su vegetación extrema y en los otros dos estás en el Pacífico, con sus árboles espigados y un vientito seco. 

Boing, Boing, Boing es el ruido que escuchamos todo el camino, el canto del pájaro campana. El sonido estaba tan cerca pero el ave era tan escurridiza. La buscamos en los tres parques para encontrarla el último día en el Bosque Eterno de los Niños. Walter tiene una paciencia de monje budista y es siempre él quien los divisa primero. Nosotros caminamos atrás tratando de no hacer ruido.

Ver un ave de éstas, a la que uno persigue por horas y días, es tan emocionante. Y lo que más gracia me hace es que lo que ves es una sombra, te quedás inmóvil, no respirás, te movés un milímetro a ver si no te da la luz en los ojos, cuando lo ves y lo escuchás al mismo tiempo, se te para el corazón por 5 segundos y el pájaro como que te huele y brinca a otra rama y ya. Volver a encontrarlo toma otros diez minutos, así vas caminando despacito por el Bosque Eterno, te olvidás de tu cabeza y realmente ponés atención, podés ver pájaros campana,  motmots, armadillos, carpinteros, tangaras, reinitas y  más.

Luego de toda la inspiración hermosa de la naturaleza, comienza todo el proceso de crear las hermosas ilustraciones que podés ver en la tienda y por supuesto les voy a compartir algunas de las que nacieron a partir de este Paseo a Monteverde.

Cada vez que nos visités en Holalola te vas a dar cuenta del PARAÍSO DE AVES que tenemos en medio de la ciudad.

Gracias por leer!

Priscilla.

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